miércoles, 24 de octubre de 2007

Mr. Carlous

Mr. Carlos empezó siendo el copiloto. Los niños subían al pequeño bus parecido al carro de “Los Magníficos” o como seguramente ellos lo conocerían “A Team” y uno a uno observaba a Mr. Carlos, que sentado de copiloto conversaba con su jefe los detalles del trabajo.

Recorridas tres escuelas y con todos los niños abordo del pequeño bus, llegaron a la escuela de artes marciales con programa after school: un lugar en donde los niños pasan el tiempo después de la escuela hasta que sus padres llegan por ellos. Los niños hacían una fila para mostrarle a la Miss, que en adelante sería la jefa de Mr. Carlos, sus agendas de la escuela, otros ya estaban haciendo sus tareas. Quienes habían llegado en otros Buses miraban a Mr. Carlos con sorpresa.
La Miss presentó a Mr. Carlos con los niños haciendo oficial su nuevo apelativo. Todos gritaron al unísono “Hi Mister Carlos” y Mr. Carlos recordó que en su país ya algunos niños le habían llamado señor, que es como generalmente le llaman los niños a cualquier adulto, pero lo de Mr. Carlos le sonaba extraño sobre todo porque en boca de la Miss y de los niños se oía: “Mister Carlous”. La Miss les indicó que podían hacerle preguntas y pedirle autorizaciones a Mr. Carlos también, pues para eso había llegado Mr. Carlos, para asistirla, para ayudar a servirles algunos bocadillos y ver que no se peleen al momento de jugar. Aquella tarde algunos niños hicieron muecas y bromas y Mr. Carlos notó ahí quizá el comienzo de un conflicto, pues Mr. Carlos había sido un niño que le gustaba hacer bromas y jugar todo el tiempo, a tal punto que aún lo era en cierto modo, solo que ya no le da dolores de cabeza a ningún tutor. Era evidente que Mr. Carlos estaba ahí para poner el orden y no para reírse de las bromas, muecas y las locuras de los niños y aunque la creatividad para reírse y hacer locuras de los niños estuvieron apunto de que Mr. Carlos estallara en risa, Mr. Carlos pudo controlarse, como cuando el profesor le llamaba la atención y detrás de él un compañero no dejaba de hacer muecas, una habilidad que Mr. Carlos había desarrollado en los años de escuela, la de domar la risa dentro y parecer que nada pasaba por fuera. Mr. Carlos Autorizó aquella tarde a algunos niños a dibujar terminadas las tareas, a ir al baño, a ponerse su traje de Karate y les sirvió sus limonadas y pensó que el trabajo era tranquilo y los niños eran buenos.

Luego de terminar las tareas y la clase de karate, Mr. Carlos pasaba el tiempo jugando con los niños, los más pequeños disfrutaban de jugar ping pong, más por tirar las pelota lejos y luego correr con desenfreno para traerla y lanzarla lejos de nuevo, que por el juego mismo. Otros jugaban basket y al invitar a Mr. Carlos a jugar, se vieron sorprendidos cuando Mr. Carlos un poco aburrido por el juego empezó a amagarlos con la pelota “Mr. Carlous you play soccer” los niños empezaron a divertirse intentando quitarle la pelota a Mr. Carlos y uno le preguntó al pensar que era imposible arrebatarle el balón “Mr. Carlous are you Brazilian?” y varios pensaron que Mr. Carlos era un jugador de Fútbol profesional, pero el momento cumbre llegó cuando Mr. Carlos detuvo la pelota sobre su pie, la dejo muerta, todos los niños se quedaron quietos mirando, Mr. Carlos miró la cesta, lanzó la pelota y la encestó, muchos ya aseguraban que Mr. Carlos era una especie de estrella del soccer y varios lo imaginaban ya en la MLS, la Liga de Soccer de Estados Unidos, metiendo goles con pelotas de básket.

Los primeros días Mr. Carlos fue el copiloto, los niños gritaban, hacían bromas y el jefe de Mr. Carlos los ponía en Time out, el jefe de Mr. Carlos le advirtió que cuando Mr. Carlos fuera el único conductor del pequeño bus, los niños lo pondrían a prueba y así fue. Tal como el jefe de Mr. Calos vaticinó, apenar Mr. Carlos tomó el volante del pequeño bus y fue a recoger a los niños de las escuelas solo, empezaron los problemas, el primer día hicieron guerra de papeles, el segundo de aviones de papel, gritaban como locos y no estuvieron quietos nunca, Mr. Carlos recordó los últimos días de clase en su escuela, cuando en el bus “ruta mar” se armaban tremendas guerras no solo de papeles sino también de comida, las personas traían especialmente cosas de sus casas para esas guerras, guías telefónicas, papeles periódicos, muchos no comían sus loncheras para tener armas que causaran mayor daño a sus victimas y mayores risas en el bus, Mr. Carlos había visto niños con la cara embarrada de palta, había esquivado naranjazos y atinado a algunos rostros ya que siempre había contado con una gran puntería cuando se trataba de travesear. Los primeros días en el pequeño bus fueron un verdadero caos, en la escuela reprendían a los niños y poco a poco la situación se fue tranquilizando. Aunque nunca llegan a hacerle tanto caso a Mr. Carlos como a la Miss, ya que los niños perciben que Mr. Carlos no es muy estricto y por dentro siempre se esta riendo de su increíble talento para las payasadas, las muecas y graciosadas en general.

1 comentario :

Anónimo dijo...

Holla su espacio online es muy hermoso,es la tercera vez que hay visitado su website, bon trabajo!
Adios