lunes, 6 de diciembre de 2010

El concierto de Dylan



La espina
Esta historia empieza con una espina que se clavó en mi corazón el día en que compré la entrada. Todo fue muy rápido, llegó un email con información de conciertos, encontré que Dylan tocaba en el sur de la Florida. Ya el 2008 se presentó 5 veces en México, 3 en Brasil,  3  en Argentina, en Uruguay y Chile y sentí a Dylan cerca, pero este era mi momento. Compré la entrada con ilusión y entusiasmo desbordantes, era como si la alegría fuera un globo que se inflaba en mi corazón y mi sonrisa iba creciendo en el proceso. Ya con mi lugar asegurado se me dio por curiosear y ver por donde estaba tocando el gran Neil Young, la sorpresa fue amarga pues tocaba en 6 días a 40 minutos de mi casa y quedaban apenas 9 asientos: uno más caro que el otro. Bob Dylan es un grande entre los grandes, un fuera de serie, uno de los favoritos de mi vida, verlo en vivo era un sueño cumplido, un anhelo que ni siquiera imagine cuando ya era parte de mi vida. Pero sentir que Neil Young estaba tan cerca y tan lejos fue un golpe duro, un espina que desinfló un poco mi alegría.