domingo, 24 de junio de 2007

La vida silvestre en WPB


Cuando me han preguntado sobre mi estancia en Florida, sobre como es la vida aquí y todo eso, siempre me ha gustado contar algo que me impresionó desde el comienzo, “aquí en la Florinda Mesa hay mucha vida silvestre” digo y cuento de un grupo de patos que vendrían a ser los vándalos del barrio, una especie de pandilla que suele colmar la paciencia de mi madre al cagar en nuestro garaje, dejando unas manchas negras difíciles de sacar. Se los puede ver también uniendo fuerzas para tumbar un tacho de basura. Una amiga de mi madre asegura ser testigo de una violación de unos patos desalmados a una patita simpática.

Me ha tocado ver garzas, gruyas cruzando la calle, patos más carismáticos que los de mi casa y varias aves que no conozco pero de gracia única. Quizá uno de los hechos que me dejó más contento fue el ver una misma semana a una tortuga acuática cruzando la calle, dejando sus huellas húmedas, redondas y efímeras en la pista, deteniendo el tránsito y capturando la atención de los niños que iban a la escuela. Y dos días después vi a dos tortugas haciendo el amor en el canal que hay detrás de mi casa y que cruzo todos los días para pasear a mi perros. Antes de cruzar el puente alcancé a ver unos círculos verdes en el agua como gras recién cortado, cuando me asome vi efectivamente los círculos de gras pero también estaban las tortugas, una encima de la otra, una imagen bellísima, pues las tortugas acuáticas tienen los caparazones mas brillantes por el agua y las patas y cabeza siempre limpias, lo gracioso fue que al advertir mi presencia y mis movimientos apurados por sacarles una foto con el celular, simplemente se sumergieron para evitar la mirada ajena de este paparazzi de la vida silvestre, con mas emoción que astucia. Eso si los hongos no se me escapan nunca!



He visto muchos mapaches, y a pesar de ser bellos tienen un caminar encorvado y una actitud siniestra. Salen muy tarde y a veces se pelean con los gatos nocheros. Se me ha cruzado una serpiente negra, he visto iguanas grandes, ardillas correr por cables y postes, también he visto una víbora nadando a la orilla de un lago. Pero lo que si supera en cantidad a las palomas de Lima son las lagartijas de West Palm Beach, están por todas partes. Una compañía de seguros tiene una campaña en donde una lagartija los representa, como para que quede la sensación de que están por todos lados. Una de estas lagartijas se atrevió una tarde a entrar en los dominios de mi madre, sin imaginarse el peligro que esto representa para su integridad física. Pues mi madre no lo pensó dos veces, tomó un papel toalla, la cogió y sin parpadear la echo en el inodoro tirando la cadena, con una velocidad y decisión propia de los más temidos pistoleros del viejo oeste. Entonces su novio, en una acto que seguramente le asegurará en lugar en el cielo de las lagartijas por lo menos, se lanzó y la tomó antes que el remolino de agua se la llevara por completo. La devolvió minutos después a su habitad natural, lejos del peligro que significa el cruzarse con mi madre si es uno una lagartija u hormiga. Las hormigas son mis grandes amigas pero eso es otra historia.

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